Barkaiztegi (Donostia): Febrero 22, 2020

Volvemos al barrio de Martutene para ir de sidrería a mediodía en sábado de carnaval (acatando la preferencia de los valencianos), y hay suerte porque reservamos la última mesa (a las 13:30 y no a las 13:00 como pretendían en la sidrería). El lunes previo sorprendentemente nos llaman (por primera vez) para confirmar nuestra asistencia, se ve que las cancelaciones sin avisar son frecuentes.

Asistentes: Lucía y Marcos (samba Brasil), Susi e Hilario (los falleros), Edu, Josetxu, y Nesss (la comparsa).

Previo

Todos convergemos en el Bar Trinkete de Martutene, pero no a la vez: los valencianos y brasileños cogen el bus 26 y llegan los primeros a las 12:50 tras comprobar que los 100m entre la parada y el bar que decía Google Maps no eran mas que 5m; Edu y Nesss se dan un agradable paseo de 1 hora y 10 minutos desde Hernani, sin paradas, observando miríadas de disfrazaos al pasar por Astigarraga; y Jotxetxu llega a las 13:15 en otro 26. Tras meternos una botella de sidra Lizeaga vamos caminando hasta Barkaiztegi, esquivando algunos coches. Follón de skaters bajo el puente de la autopista.

Sidrería

En bajando unos pocos escalones, cruzamos por un pasillo de tres kupelas de madera tamaño estándar (21-23, 2700 litros), otra de pie y más pequeña en la entrada, y otras dos con grifo. El txotxero calladiko ya repartía estopa cuando llegamos. De ahi damos al amplio comedor con un minimostrador que da a la cocina. Poco después nos abren una puerta secreta para, tras subir unos escalones, dar a una gran estancia con kupelas de metal (1-8) de unos 12.000 litros junto a la 20 también de metal pero más pequeña (que fué la que más veces abrieron), y un pasillo muy amplio con 11 kupelas de madera (9-19) grandes en U, también de unos 12.000 litros, tres de ellas vacías y abiertas, y cada una luciendo un original y distinto motivo: una talla de Indurain, una virgen de Lourdes, una talla de un aitona, un cuadro, una guitarra, etc.). Al final las probamos prácticamente todas.

Las mesas con unas bonitas servilletas de tela verdiblancas. De papeo, nos esperan unos pekes choricillos a la sidra de bocao, con un pan muy rico. Luego un par de tortillas de bacalao, una jugosa y otra aún más jugosa, que estaban deliciosas. Posteriormente, dos bandejas de bacalao frito buenísimo (frito y no al horno, hacía tiempo que no veíamos esto), sorprendentemente no en 7 trozos como es habitual sino incontables trozos pequeños que facilitaban compartirlo, y sin olvidar la gran cobertura de pimientos verdes y cebolla a tutiplén (el paraíso de Josune), en resumen una gran ración de bacalao. De carne sacan dos txuletones con una pinta excelente, sabor cojonudo, jugosidad flipante, y con mucha más carne que hueso (mejor este corte que el de la sidrería del jueves); les siguió un tercer txuletón sin prácticamente hueso e igual de bueno que sus antecesores. De postre, dos platos con dos tipos de queso, además de membrillo y dos cestos de nueces fáciles de abrir. En total, 240,64€ incluyendo el botellín de Marques de Cáceres para Lucía (quien también probó el txotx de gratis), lo cual tocaba a 35€ cada, que consideramos justiprecio por la calidad y cantidad de la comida.

La sidrería bastante llena, aunque nunca llegó a completarse del todo (efectivamente, deben ser habituales los rajamientos sin avisar). Somos los únicos que no nos sentamos en toda la comida. Mucha gente disfrazada y bastantes jóvenes para lo que estamos acostumbrados últimanente en otros días u horarios, destacando los Marios y Luigis con el Joker, las Txonis (que dudábamos si iban disfrazadas o no), los heavy metal con sus niños y las hermanas gemelas que luego aseguraron no ser ni gemelas ni hermanas, dragones varios, etc. Las camareras avisan a grito pelao cuando estan las viandas prestas. Tras el bakalao damos el consabido aviso de que no saquen la carne hasta avisarles, recordándonos que tardaría 15 minutos en hacerse, lo cual nos la bufa. Nos dedicamos a beber y a no dejar sólo al txotxero calladiko, que en cuanto Susi le da conversación muta en humano, sonriendo, dándonos conversación y dejando de parecer vasko. Nesss intenta aleccionar a Susi en la lengua vascuence, con muy poco éxito y desastrosos resultados, pues el "gutxi ta maiz" lo troca en "Garigatxu" lo cual remueve a Etxepare en su tumba. Este término se convertiría en el verdadero protagonista de la sidrería.

Cuando estábamos bebiendo en la zona de entrada, Hilario nos avisa que ya nos han sacado la carne, lo cual hace que Edu vaya como un cohete a ver qué coño había pasado, resultando, tras hablar Nesss con los camareros, que la camarera rubita se había equivocado de mesa, lanzando entre todos gritos de stop a Marcos que ya clavaba el cuchillo en uno de los txuletones que llevarían a otra mesa, con lo cual la sangre (de las txuletas) no llegó al río y seguimos bebiendo y bebiendo; aunque esta incidencia ocurrió a las 14:45 el jefe nos insiste mucho-demasiado en que a las 17:00 cerraban la cocina, como si no nos diera tiempo hasta entonces a pedir y comernos 10 txuletas cada uno. A dos de los Marios les sienta muy la sidra y acaban empalmados literalmente, diciendole uno a Edu si podía pegarse a él en la cola para beber; como respuesta pidió una distancia de seguridad mínima de 30cm (algo justa...). Grandes fotos en la salida de la sidrería por parte de los repartidores de sidra Susi y Josetxu, tampoco faltaron al final los cánticos vascongados cerca de las kupelas metálicos (mejor acústica), donde los vascos de garrafón sólo movian la boca. Susi sin duda es la que mejor se lo pasó, dando espectáculo y conversación allá donde iba. En una de estas tiene que ir Edu a buscarla al baño ya que no atinaba a quitar el pestillo. En un brindis efusivo con Josetxu, le parte en dos el vaso. Ya cuando nos vamos, Edu luce con tanto estilo como apreturas la chaqueta rosa de Susi, conjuntada con bolsito, cigarrillo en la boca y recuerdo en el bolsillo. Salimos de allí pasadas las 17:00.

Epílogo

Paseo a Maturtene downtown por el puente peatonal, para tomar un digestivo en el Trinkete. A Edu le tienen que sacar dos patxaranes pues el primero parecía de probaketa. Nos echamos unos futbolines con tanta pasión que casi acabamos en bronca con la pareja con niño del billar de al lado, pues nos recriminan que para hacer ruido, a casa. Tiene que haber de todo en la viña del señor. Tras seguir el futbolo unas cuantas partidas más, la selección valenciana y brasileña cruzan los interminables 5m a la parada del bus A1, y los tres restantes, se toman otra ronda en el Alai, y en el Mikel unos kalitxikis con una lata de cocacola en tres que se convirtieron en harto difíciles dada la gran cantidad de vino que echaron (hay que volver sí o sí). Luego nos cuesta coger el A1 dirección Hernani, que acaba llegando, aunque daba ganas de visitar un bar cercano con mucha marcha.

En Hernani visitamos el Goiz-Argi, y el Zintzarri (donde encontramos a Alfredo, Gonzalo, el Punky y compañía, y Edu acaba con el gorro mexicano del Punky). Como nos temíamos la música heavy de la inauguración del Kixkal no se mantiene, y ésta fue una de las varias entradas en falso que hicimos al no gustarnos lo que veíamos y oíamos. Luego al Apeadero y después la última en el Horbel, con las consabidas discusiones para que no nos pongan kalimotxos con la cocacola entera. Nos recogemos a las 22:30 y, tras el consabido recene picante, nos vamos a dormir a las 23:30 bastante cansaditos después de unas 12 horas de marcha. Increiblemente nadie se levantó al día siguiente antes de las 10:30, salvo para evacuar aguas menores y mayores.

En resumen, nos lo pasamos todos muy bien en esta sidrería, con comida muy rica, y muy buena sidra en todas sus kupelas, volveremos!! Garigatxuuuu!!!